Existen dos emocionantes formas de ascender a la Alcazaba y al Castillo de Gibralfaro, a través de un ascensor que te llevará directamente a las alturas, o siguiendo una pintoresca ruta a pie por una rampa con peldaños hasta el Arco del Cristo. Optaremos por esta segunda opción para no perdernos ni un solo detalle. Al atravesar esta puerta de entrada en la muralla exterior, nos encontraremos rápidamente en la Plaza de Armas, así llamada porque aquí se ubicaron los cañones de artillería tras la conquista cristiana. Además de sus impresionantes vistas de la ciudad, esta plaza se distingue por su encantador jardín, su cercanía a la Torre de la Vela y su Puerta de la Coracha, que nos conduce al corredor amurallado que conecta con el castillo.

Continuando nuestro ascenso, llegaremos a la Puerta de los Siete Arcos, la única entrada al recinto amurallado superior de la fortaleza, protegida por la imponente Torre del Homenaje. Desde aquí accedemos al Palacio, donde encontraremos las estancias que albergaron a los reyes de taifas y, posteriormente, a los de la dinastía nazarí. Esta área, conocida como los Cuartos de Granada, exhibe una arquitectura de estilo nazarí que evoca los interiores de la Alhambra.

El Palacio está organizado en torno a tres hermosos patios. El primero de ellos es el Patio de los Surtidores, con su fuente central y arcos originales de la época califal. Desde este patio, podemos acceder a la Torre de la Armadura Mudéjar, con un techo de artesonado de madera del siglo XVI y una detallada maqueta de la Alcazaba, así como a la Torre de Maldonado, desde donde se disfruta de una hermosa panorámica de Málaga. El siguiente punto destacado es el Palacio Nazarí y su encantador Patio de los Naranjos. Por último, llegaremos a un tercer patio donde se encuentran las ruinas de un barrio militar con viviendas del siglo XI, habitadas por los guardias y sirvientes de la fortaleza. Es curioso observar que todas las casas disponían de sistemas de desagüe y letrinas, lo que evidencia el alto nivel de sofisticación de los reinos de Al-Andalus. Al final de este barrio se alza la Torre del Homenaje, que data del siglo XIV y se encuentra parcialmente en ruinas en la actualidad.

Al descender de la Alcazaba, resulta interesante hacer una parada para visitar el teatro romano descubierto en 1951 justo a sus pies. A poca distancia, encontramos un centro de interpretación donde, gracias a la tecnología, podemos adentrarnos en la vida de este edificio construido en el siglo I después de Cristo y que siglos más tarde sería despojado por los árabes para dar lugar a la construcción de la Alcazaba.